Lo que pasha es que estoy perdido.
Estoy perdido. Pero no en uno de esos abismos donde te sientes inquieto porque no encuentras salida, sino perdido en un lugar, el lugar más cómodo en el que soñarías estar y del cual sabes que puedes salir y huir cuando quisieras aunque no lo haces porque estás tranquilo.
Perdido en todos los lugares donde nos encontramos, porque el tiempo pierde significado pues corre más rápido cuando quiero que vaya lento, y, a veces, también se detiene, se paraliza la imagen nítida de esa persona haciendo ademanes extraños, curiosos y viciosos ejecutados espontáneamente frente a mí mientras un fondo desenfocado sigue su curso rompiendo ante mis ojos la realidad espacio-tiempo como la conocemos.
Me siento perdido en esta personalidad, en el descubrimiento de la misma que algo nuevo tiene que enseñarme día con día, y no conforme con eso, tiene que sorprenderme, pues aunque siempre parezca estar seguro de conocerla, algo cambia. Es obvio que no cambia, sino que lo hace mi percepción sobre ella, y al mismo tiempo desconcierta mi ego de creer tener el conocimiento sobre las personas y su actuar ante distintas situaciones provocándome cierta "inseguridad", grata inseguridad desconocida que tranquiliza mis ansias de querer mantener todo bajo control.
Tiempo después, ya no estoy perdido en una personalidad desconocida a pesar de seguirla descubriendo, porque nunca terminas de conocer a alguien, sino perdido en un vaivén de sentimientos y emociones que parecen imperar por el emparejamiento de dos personas con un orgullo agigantado y al mismo tiempo con una bondad inquebrantable.
Parece que no estoy perdido solo, alguien me acompaña, busca también mejorar como persona y después como compañera, curiosamente, los defectos de cada uno se complementan con el otro, se aceptan, y mejor aún, las fortalezas empujan fuerte una convivencia y una relación que cuando conecta hace maravillas y hace que las horas no sean suficientes para estar juntos.
Un año ha pasado, después de un "contrato" tal vez innecesario pero también conciliador, y más tiempo aún de una relación sincera y cariñosa, de altibajos, de mucha tranquilidad después de pequeñas tormentas y de muchas cosas por mejorar aún, del choque de dos personas con vivencias totalmente distintas e ideologías opuestas en muchas ocasiones pero con ganas de aprender uno del otro. Un año singular, con un tiempo de distanciamiento que pone a prueba los sentimientos y la visión de dos personas como conjunto, y que a la vez puede ayudar a establecerse y a estrechar lazos mas fuertes que los ya existentes.
Gracias por un año de todo, por un año de estar perdido. Por un año contigo.
Te quiero