Por Mario Morales
Las elecciones del pasado primero de
julio marcan un cambio de rumbo para el país con la victoria de Andrés Manuel
López Obrador, y aunque muchas personas aseguran que significa la entrega de la
estafeta de la derecha a la izquierda en el poder, nunca hemos tenido una clara
izquierda o derecha; menos ahora con las alianzas PRD-PAN-MC y MORENA-PES-PT.
El cambio que se presentará es una nación más proteccionista y un
"nacionalismo" que contadas veces se ha visto en el país, pues las
propuestas de Andrés Manuel hacia allá van dirigidas.
Por otra parte, las personas votamos
ya fuera por hartazgo o por convicción en las propuestas, es lo que manejan sus
seguidores y los que no lo son; es un voto de castigo para los gobiernos
anteriores o la ilusión de un cambio verdadero, al final, fuese una o la otra,
el pueblo decidió que era hora de una transición en el gobierno esperanzado a
que sea para bien y a pesar de las diferencias es lo que todos los mexicanos
queremos.
Asimismo, siempre he sido un
ferviente creyente de que AMLO representaría el cambio que México necesita, pero
varias dudas han surgido desde su aplastante victoria y que creo muchos de
nosotros las compartimos; las conferencias de José Antonio Meade y Ricardo
Anaya en las que salieron a declararse perdedores a muy temprana hora; las
felicitaciones que recibió el nuevo presidente electo desde Vicente Fox hasta
Donald Trump, pasando por Felipe Calderón, Enrique Peña Nieto y hasta Carlos Salinas de Gortari; incluso
comentando, algunos de ellos, estar dispuestos y ansiosos de trabajar con
él, así como la facilidad de los medios y del INE para llevar unas elecciones
"tranquilas" y sin muchos sobresaltos; y aún más las felicitaciones y
advertencias anticipadas por parte de múltiples personajes internacionales de
izquierda de una posible victoria del candidato Andrés.
Entonces, Meade y Anaya sabían de
antemano que sus campañas terminarían en un total fracaso y que, a pesar de
descalificar tantas veces las encuestas, se vieron obligados a resignarse, pues
la victoria de Andrés Manuel fue tan abrumadora que hasta Calderón, Fox, Salinas y Peña
Nieto buscan algún favor del futuro presidente y, por lo tanto, de alguna
manera, demuestran empatía hacia él, y los medios de comunicación dominantes y
el INE por fin se comportan de manera imparcial o es incluso que los altos
mandos, no en México, si no internacionales decidieron que era hora de que el
"peje" gobernara.
Todas esas inquietudes pueden
disolverse cuando pienso en la larga trayectoria de López Obrador, cuando salió
de las filas del PRI, cuando gobernó la ahora llamada CDMX y cuando salió de
las filas del PRD, las campañas del miedo, el desafuero... y recuerdo seguirlo en sus redes y en los medios,
recorriendo el país una y otra vez, de norte a sur y de este a oeste. Y lo más
impresionante y tal vez más decisivo es la gran red llamada MORENA que Andrés
Manuel creó y que pasó, en un abrir y cerrar de ojos, a ser la primera fuerza
política de México, y que sirvió también para la defensa del voto en todo el
país.
Al final, "haiga sido como haiga
sido" sólo queda esperar a que todo lo bueno que surgió de estas
elecciones, como la alegría de la gente que no veía desde hace tanto tiempo; las
ganas de trabajar juntos; la madurez política que pareció sacudir a este país
con la gran participación ciudadana y la nueva confianza en la democracia, así
como la empatía con el prójimo y con la nueva administración perduren, y que
AMLO respete y haga valer ese voto de confianza que más de la mitad de los
electores le dimos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario